Una de las cosas más valiosas de la vida, en mi opinión, es la música, soy de esas personas que irremediablemente necesita una pequeña dosis diaria de hermosas melodías, me dan fuerzas para mantenerme en pie y hacer mis deberes sin ningún tipo de problema.
Muchos de mis amigos en el ámbito universitario tienen una semejanza, sufren de estrés, al parecer algo ya típico de esta generación, y yo pienso que eso les pasa porque nunca distribuyen bien su tiempo, cada caso es un mundo, claro, pero el mío es muy fácil, mis días normales tienen que cumplir ciertos requisitos para ser considerados normales, estos son: Estudio, ejercicio, música y ocio (sí, separo la música del ocio). Todo al alcance de la mano, está claro que mi único deber en estos tiempos es el estudio, por lo que la tengo más fácil que aquellos que ya tienen que cumplir con otras obligaciones.
Mínimamente dos o tres horas de estudio sumando las clases y trabajos prácticos del momento, una hora de ejercicio básico en casa o salir a correr sólo para mantener la forma, uno o dos álbumes en el transcurso del día y finalmente el ocio, la recomensa por las horas de estudio y dedicación; suelo ver series, jugar videojuegos, dibujar, escribir y leer. Luego de todo esto, mi jornada ha sido considerada un éxito, no necesito más para estar a gusto.
Por cierto, lo anterior está muy relacionado con lo que fui leyendo en el transcurso del pasado 2020, conocí a Platón y su Estado Filosófico, el equilibrio entre cuerpo, alma, virtud y estado. Conceptos que me han servido para aplicarlos a mi vida. Claro que todo esto dicho tiene el contexto de pandemia de mierda que estamos viviendo, donde no está permitido salir mucho y las clases las tuvimos por medios virtuales, sin embargo, no me ha costado mucho adaptarme.
Si, a todo esto viene el título de esta entrada, quise dar a entender que el acto de escuchar música es algo extremadamente importante para mí, por eso necesito empezar este blog recomendando algún álbum. Y no hay otro que me haya hecho más feliz que el Wild Honey, me transmite tremenda tranquilidad al mismo tiempo que ganas de cantar las melodías más rockeras del disco, las armonías de esta banda son insuperables.
Conozco a The Beach Boys desde hace años, concretamente desde que me interesé por The Beatles, en realidad solo estamos hablando de hace unos 5 años. Pero nunca pasé del Pet Sounds, sinceramente ese me parecía un poco aburrido.
Hace muy poco fue cuando me empecé a interesar otra vez por su música, y si bien aún sigo en plena exploración de la banda, el Wild Honey es el que me tuvo enganchado por semanas, no hay un solo track que no me guste, es un álbum bastante accesible, con influencias R&B y de escucha rápida, ya que dura sólo 24 minutos, por lo que lo escuché una y otra vez. Me gustaría añadir que por este álbum he empezado a practicar canto.
Bien, esta delicia musical de escasa duración fue lanzada a finales del 67, ya cuando el histórico Sgt. Pepper's de The Beatles tenía meses en el mercado, con la música psicodélica en pleno apogeo, los beach boys se sacaban de la manga un álbum que no tenía nada que ver con lo que estaba de moda en el momento, por lo que este disco no fue precisamente un éxito. Podría seguir dando información pero no tendría sentido cuando todo está en wikipedia, por lo que aportaré un poco dando mi punto de vista de cada canción y progresivamente, el álbum en general. Pueden ir al álbum completo en youtube aquí.
La primera pieza lleva el mismo nombre del álbum, lo primero en escucharse es ese "Sweet sweet, honey bee. Eat, eat it up, eat it up, honey" tan pegadizo que lo tarareé todo el tiempo. En mitad de la canción se encuentra un maravilloso solo de órgano interpretado por Bruce Johnston.
Aren't You Glad es alegre y simple, describiendo perfectamente el aura de este álbum, me recuerda un poco a McCartney y es de mis favoritas de la banda.
I Was Made to Love Her es un cover del tema de Stevie Wonder, un éxito de soul del mismo año. Podríamos decir que es la más floja de la selección, peca de ser un poco innecesaria.
Aquí va mi favorita actualmente, Country Air, lo podríamos describir como un mantra psicodelico, es que este álbum respira aire fresco e incluso me encanta más a medida que pasa el tiempo, no voy a olvidar esa sensación de estar en el cielo, flotando como un globo aerostático sin rumbo aquella primera vez que escuché reproducirse este temón.
A Thing or Two es un poco más rockero con ese aspero riff de guitarra mientras gritan "Do it right babe!", sirve de trancisión para aportar más energía y dar paso al sencillo estrella de este álbum.
La más exitosa pieza del disco, Darlin', tan preciosa como enérgica, esta acelerada y magistralmente percusionada canción es la que más te va a quedar en la cabeza la primera vez que escuches el Wild Honey. Simplemente conmovedora.
I'd Love Just One To See You entra para tranquilizar un poco las cosas con Brian contándonos cómo lava los platos e inventa canciones mientras extraña a su amor.
Vuelve la energía con Here Comes the Night, un muy animado funky que me hace inevitable acompañar con mi voz ese maravilloso y vivaz coro.
Un vals psicodélico y lento es Let the Wind Blow, suena a las canciones de antaño de la banda con sus voces grupales, nostálgica.
How She Boogalooed It vuelve a subirnos el ánimo con la sublime voz de Carl Wilson, parece un resúmen musical de todo lo que acabamos de escuchar, lo tiene todo: la guitarra funky, el órgano y la energía general del disco. ¡Su único pecado es durar poco!
Y este disco no podía terminar de mejor forma que con un himno tan extraño como el mismo álbum, una majestuosa acapella de consejos maternales que acaba con un "Puuuf". El nombre de esta pista final es Mama Says.
Y así acaba este -en mi opinión- excelente e infravalorado álbum. Bien, se nota que no soy alguien muy estudiado en música, simplemente la amo y quería compartir mi gusto por esta banda tan legendaria.
No me he puesto a hablar mucho de las letras porque creo que no es exactamente el punto fuerte, esto no es Pink Floyd o King Crimson, es una banda pop que revolucionó en su tiempo con sus arreglos musicales y sobretodo sus trabajos vocales. Este álbum no tuvo el presupuesto ni la producción que los dos anteriores, y eso sirvió para demostrar el geniio melódico que poseía Brian Wilson.
En fin, eso es todo, ahora ando enganchadísimo con The Zombies, escribiré sobre ellos próximamente.
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